RESEÑA La Pista Atlántica y El Proyecto Cíclope, de Miguel Calatayud

¿Le parece razonable ordenar a este oso que deje de apuntarnos con su juguete?

En la década de los 80, Miguel Calatayud crearía, guionizaría e ilustraría dos historias ambientadas en el mismo contexto y con un mismo protagonista. El contexto no era otro que la Pista Atlántica, y el protagonista, Gili Lacosta. La primera historia se tituló, precisamente, La Pista Atlántica, y fue publicada en 1983 como álbum unitario en el número #3 de la Colección Imposible de Arrebato Ediciones. La segunda historia, El Proyecto Cíclope, se publicó de manera serializada en la revista Cairo de Norma Editorial entre 1985 y 1986 en los números #34, #37, #39, #40, #41 y #44, para, posteriormente, recopilarse en un álbum en el número #24 de la colección Misión Imposible de Editorial Complot.

En esta reseña, se hablará de ambas obras, con motivo de la reedición de las mismas en un volumen integral titulado, simplemente, La Pista Atlántica y editado por Desfiladero Ediciones, ya que son dos historias que claramente pueden ser tratadas como una unidad por compartir ambientación y personajes, por su coherencia estilística y por ser todo el material de esta «serie» de aventuras de Gili Lacosta (y Romo, importante no olvidarle).

En el futuro, la Tierra tiene un problema de superpoblación, y para lidiar con dicho problema, se crea una estructura formada por plataformas que comunican Europa y América, llamada «la Pista Atlántica» (por motivos obvios). En este contexto, Gili Lacosta y Romo, un par de peculiares investigadores, serán los encargados de hallar la verdad tras unos extraños crímenes. Puede que la Pista Atlántica parezca un lugar pacífico y desenfadado, pero Gili y Romo saben que eso sólo son apariencias…

Es fácil mirar con anhelo al panorama comiquero español de los años 80, en pleno auge del famoso boom del cómic adulto; montones de revistas de tebeos distintas, autores nacionales siendo el punto de atención de todos los lectores, plena libertad creativa, calidad a raudales en forma de viñetas… en este clima irrepetible surgieron a la luz dos nuevas obras de Miguel Calatayud: La Pista Atlántica y El Proyecto Cíclope, demostrando que su autor seguía haciendo lo que le caracterizaba: ser único.

Bajo la apariencia de una aventura detectivesca estándar, ambientada en un futuro salido de la mente de los más enfermizos arquitectos modernistas, se esconde una historia diferente, donde el género negro se trata de forma despreocupada, con cierto aire irónico y satírico para conjugar una imagen final tremendamente vanguardista.

Comparando obras del momento como Frank Cappa, Alex Magnum o Kraken, podemos ver una forma e intenciones en las historias similares, pero sobre todo, un tono común, centrado en ese aire adulto y en ocasiones más reflexivo o amargo que aderezaba la mayoría de las historias de las revistas del momento. Incluso en el caso de trabajos de una vertiente distinta como puede ser Ajeno, vemos similitudes, si no con el grueso de la producción española, sí con el trabajo más «europeo». Sin embargo, al mismo tiempo, Miguel Calatayud estaba haciendo un cómic dificilmente comparable al resto, un tipo de tebeo distinto, donde la seriedad sólo estaba presente por momentos y que conjugaba temas y sucesos «adultos» con un carácter jovial y elementos chocantemente surrealistas. Todo esto, junto con el indescriptible arte del autor, hacía que esos cómics parecieran experimentales en ese momento y hoy en día.

He de reconocer que esto me pilló un poco desprevenido, porque, como digo, cuando uno comienza a leer La Pista Atlántica, puede engañarse y pensar que está leyendo un cómic de detectives al uso, pero no tardan en aparecer cosas chocantes y que no encajarían en algo «más serio». El protagonista es olvidadizo y su compañero le roba, sino el protagonismo, por lo menos el cariño del lector (hablo desde mi experiencia), la trama transcurre aceleradamente y sin buscar la justificación sesuda o policíaca, la tensión que se pueda formar, no tarda en ser desvaneciada por algún gag inesperado… es simplemente peculiar. De hecho, cuando leí el final de La Pista Atlántica (el primer álbum), me quedé realmente a cuadros, porque ese cierre era llevar al máximo exponente el carácter tan distintivo y chocante de la narración de Calatayud. A partir de ese momento, ya empecé a asimilar de una forma distinta el tebeo y a apreciarlo desde otro punto de vista, alejado de cualquier expectativa en base a lecturas anteriores; estaba ante algo totalmente distinto a lo que pudiera estar acostumbrado.

Ambas historia son, ante todo, un tebeo tremendamente especial, pero no es algo que se quede en el mera capacidad estilística, sino que también proporciona el entretenimiento que un cómic tiene que dar según su planteamiento clásico. Además, Miguel Calatayud no deja espacios de respiro ni reflexión, con un ritmo dinámico y que nunca frena, para que el lector, que está siendo partícipe del juego de Calatayud, no se aburra ni tenga tiempo para plantearse el cómo ni el por qué de las cosas, que simplemente disfrute de las peripecias de dos personajes tan especiales como Gili Lacosta y Romo, a los que se les coge cariño instantáneamente, y que sobre todo, se sumerja en un contexto totalmente nuevo.

Tanto en La Pista Atlántica como en El Proyecto Cíclope, nada es lo que parece, y todo sucede a velocidad de vértigo mientras que los implicados se engañan, se enredan y se relacionan entre ellos, a base de golpes de giro de guión y de puro divertimento cargado de jolgorio.

Pero Calatayud también aprovecha este mundo que ha creado para dejar caer ciertas críticas casi como parte del escenario, haciendo que, la poca importancia que se le dan a ciertos temas por parte de los habitantes de la Pista Atlántica, les de más urgencia a las denuncias. Y principalmente veo dos dianas hacia las que se dirige; la primera, la superficialidad de la sociedad y su despreocupación ante los problemas y la segunda, y más importante, el problema medioambiental generado por el ser humano.

Las sensaciones durante la lectura han sido ampliamente positivas: como digo, no he tenido ni un momento de aburrimiento, y esa sensación continua de sentir la novedad en cada centímetro de cada viñeta hace que la lectura fluya suavemente. Puede que no sean historias de esas que enganchan de manera bestial y hacen que el lector se tire de los pelos por leer la siguiente página, pero es que juega en una liga distinta, ya que en todo momento quería seguir leyendo por lo especial que era todo y lo sencillo que es pasarlo bien leyendo estas historias. Además, tras leer los prólogos y la entrevista a Calatayud (tengo la sana costumbre de leer los artículos siempre después del tebeo, para evitar posibles spoilers), aprecié el tebeo todavía más, y sé que cuando lo relea (es de esos cómics que sabes que quieres releer), lo disfrutaré aún más.

La Pista Atlántica y El Proyecto Cíclope son dos tebeos cargados de frescura que rompen esquemas, aunando retrofuturismo, género detectivesco, algo de fantasía y un hilo conductor desenfadado y festivo. Todo esto confiere a las obras un caracter rompedor que sigue todavía vigente, al ofrecer una narración enfocada de forma completamente diferente pero que no se desapega del lector y se esfuerza porque éste disfrute de la lectura.

En conclusión, estamos ante dos tebeos que creo que merece mucho la pena descubrir, especialmente a todos los lectores que quieran experimentar cosas nuevas leyendo, que busquen algo distinto y rompedor o a aquellos que quieran conocer la gran versatilidad y variedad presente en el cómic español. Por supuesto, para todos los seguidores de Miguel Calatayud, esto es simplemente obligatorio.

Apartado Gráfico

Si ya notamos cierto carácter rompedor en los guiones, cuando nos fijamos en el arte de Miguel Calatayud, la palabra «vanguardismo» parece adquirir una nueva dimensión. No exagero ni un ápice al decir que estos dos álbumes son los tebeos más únicos en cuanto a dibujo que he leído hasta el momento. Con un trazo que rechaza cualquier tipo de cambio de peso de línea, con una pulcra limpieza y un uso estético y muy cuidado del blanco, el negro y las tramas (principalmente grises), Miguel Calatayud crea una realidad totalmente nueva, donde el retrofuturismo, con una gran base art decó, que vemos incluso en la rotulación, sirve para crear páginas y viñetas de gran belleza.

No es de extrañar que Calatayud obtuviese en 2009 el Premio Nacional de Ilustración por el conjunto de su obra, porque sólo con ver su trabajo en La Pista Atlántica y El Proyecto Cíclope, sabemos que estamos ante un artista singularmente excepcional. Me sorprende cómo es capaz de no respetar las proporciones y hacer que el resultado sea tan llamativo, obligándonos a entrar en este arte en el que no puedo dejar de ver reminiscencias de un montón de estilos como el cubismo, el neoplasticismo o el constructivimo soviético, pero todo aunado en algo casi indescriptible, lleno de detalles, donde los elementos se unen y abrazan completamente su bidimensionalidad.

Pese a lo fácil que sería que este tipo de dibujo creara confusión en cuanto a la narrativa gráfica, Calatayud consigue que no nos perdamos en ningún momento, jugando precisamente con los trazos y la superposición de negro, gris y tramas. Y no puedo no mencionar la rotulación del álbum, y esta tipografía, o más bien caligrafía, art decó que emplea el autor, dándole una especie de fluir a los bocadillos y haciendo que el arte llegue a cada milímetro de la página, en lugar de abogar por unos textos más mecánicos.

Sinceramente, creo que simplemente por empaparse uno del arte de Miguel Calatayud, ya merecería la pena este tomo.

Ediciones

Al inicio de la reseña, ya he comentado las ediciones originales de ambos álbumes, y al tratarse de revistas y tomos descatalogados hace décadas, veo mucho más interesante centrarme en la edición actualmente disponible, el integral publicado por Desfiladero Ediciones, siendo el número #1 de su Colección Avant-Garde. Cabe señalar que Desfiladero Ediciones pertenece al grupo editorial de Editorial Sargantana, grupo al que también pertenece actualmente Aleta Ediciones.

Es motivo de agradecimiento que Desfiladero Ediciones se haya lanzado a la aventura que ha debido de suponer reeditar La Pista Atlántica y El Proyecto Cíclope, y más teniendo en cuenta la manera en que lo han hecho, con la implicación total del propio autor, Miguel Calatayud, empleando las planchas originales, restaurándolas y revisándolas con mimo, ya que en el propio tomo se puede ver un poco de este proceso y del estado de los originales. Además, en el álbum de La Pista Atlántica, Calatayud ha añadido tramas y grises para conseguir una unificación total con el álbum posterior.

El resultado es una edición excelente, con una calidad de reproducción realmente sorprendente y que además cuenta con la rotulación original. El tomo está encuadernado en cartoné, con unas tapas tremendamente sólidas y dando una sensación de robustez tremenda, además que es un volumen muy cómodo de leer. Pero no se han conformado con eso, sino que además han incluído dos prólogos, uno a cargo de Álvaro Pons y otro a cargo de Pedro Porcel (que fue partícipe de la edición original de La Pista Atlántica en su editorial Arrebato Ediciones) y una entrevista con el autor que personalmente me ha parecido interesantísima y de obligada lectura. Leer estos extras ayuda a apreciar aún más la obra y situarla en contexto, al mismo tiempo que podemos comprender un poco más al propio Calatayud. Eso sí, recomiendo dejar la lectura de estos extras para después de leer los tebeos, porque en la entrevista hay un spoiler del final de El Proyecto Cíclope.

Respecto al tamaño, se trata de un tomo de 27,5 x 20 cm, unas medidas muy similares a las de la revista Cairo en la que fue publicado El Proyecto Cíclope y superiores al formato original de La Pista Atlántica. Cuenta con un total de 104 páginas y tiene un precio de 16,90€. Teniendo en cuenta las características y el mimo puesto en la edición, la gran cantidad de trabajo que ha debido suponer y que estamos hablando del equivalente a dos álbumes europeos, me parece un precio más que justo y merecido. Hay que apoyar este tipo de iniciativas para ir recuperando poco a poco todos esos grandes cómics que se han producido en nuestro país y por nuestros autores, y que lamentablemente viven en el olvido.

Este cómic fue proporcionado por la propia editorial a modo de copia de prensa. Esto no influye en la opinión aquí mostrada, ya que me comprometo siempre a exponer lo que pienso de manera totalmente sincera, jamás recomendaría algo que yo mismo no me compraría. Si quieres saber más, te invito a que accedas a la sección «Acerca de» en la cabecera de la web.

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