«Pues te diré una cosa niño: la guerra no es romántica, ¡la guerra es degradante, es una sucia porquería, el más torpe resultado de la estupidez humana!
¡Por eso a la guerra no se va por gusto, se va a la fuerza!»
Frank Cappa es una serie y un personaje creados por Manfred Sommer en la década de los 80. La andadura editorial de sus historias se centró en aventuras serializadas en las revistas de la época, y la publicación de las mismas tuvo lugar entre mayo de 1981 y mayo de 1988, concretamente en las revistas Cimoc (Norma Editorial) (números 3-8, 10, 12, 25, 27-29, 47, 81, 86 y los especiales 2 y 3) y K.O. Cómics (Metropol) (números 1-4). Posteriormente a su publicación en revistas, las historias fueron recopiladas en diversos álbumes (ver al final de la reseña, el apartado de ediciones).

Hoy, 11 de marzo (pese a que esté a punto de acabar) debería de ser un día muy especial para los aficionados españoles al tebeo, ya que, ni más ni menos, es el conocido por algunos, como día de la historieta en España, al coincidir con el nacimiento, hace décadas, en este mismo día, de la revista TBO. ¿Y qué mejor manera hay de conmemorar esta efeméride que hablando de mi tebeo o cómic español favorito de todos los tiempos, y uno de mis cómics en general favoritos?
Tras la muerte del dictador en 1975, comienza, a finales de los años 70 una era magnifica para el tebeo español, una época dorada, principalmente centrada en los 80, que no tardaría en denominarse como el «Boom del cómic adulto». Los autores estaban deseosos de crear sin ningún tipo de restricción, apelando a la reflexión, a las aspiraciones, criticando o simplemente demostrando que ya no había límites, que la censura era una cosa que en el pasado ya era prehistórica. Las revistas de cómic (1984, Cimoc, El Víbora, Cairo, Creepy…) estaban en pleno auge, y se contaban en miles y decenas de miles las tiradas de cada número. Era un momento cultural en el cómic irrepetible, donde destaca la figura del editor, con Josep Toutain como uno de los máximos exponentes. Y pese a que había llegado y llegaba mucho material mítico de fuera del país como obras de Richard Corben, Wally Wood, Tatsumi, Howard Chaykin y muchísimos más, lo verdaderamente poderoso eran todas las maravillas que estaban creando los autores españoles. Tan enorme era el caldo de cultivo, que no sólo surgían decenas de obras de gran calidad, sino que había hasta conflictos entre revistas. De esta época son series tan reconocidas y laureadas como Torpedo 1936, Historias de Taberna Galáctica u Hombre, pero por suerte por un lado, y desgracia por el otro, también hay muchas obras que son auténticas joyas y que, por un motivo u otro, han quedado lamentablemente casi en el olvido.
En esta atmósfera privilegiada, entra en escena un auténtico prodigio del arte; Manfred Sommer, antiguo aprendiz de Jesús Blasco y que en su juventud se había dedicado a los cómics (desde los 14 años, ni más ni menos) y la publicidad hasta que, hastiado, cambió de aires para centrarse en la pintura. Pero con este potente movimiento que se estaba dando en España, vio la oportunidad de hacer las historias que él quería, de hacer lo que realmente le gustaba, con un público expectante de probar las maravillas que mes tras mes llegaban en las revistas.
Manfred Sommer no es una persona cualquiera, de hecho, nadie lo es, pero Sommer tiene algo especial; como él mismo reconocía a su vuelta al cómic en 1980, es un escéptico, es un hombre que no cree en nada pero quiere sentirlo todo. Manfred Sommer es un tipo tremendamente inteligente y rebosante de inquietudes por saciar. Ha recorrido mundo para conocerlo, no ve patrias, ve paisajes, y sobre todo, tiene cosas que denunciar y poner de manifiesto, y una sensibilidad inimitable para hacerlo.
En Frank Cappa, tenemos el privilegio de conocer al corresponsal de guerra del mismo nombre; un estoico individuo que recordará a Robert Redford y Charlton Heston (de hecho, el parecido se menciona en una historia) y que acompañará al lector por un viaje a los más diversos rincones del planeta. Desde África a Afganistán, pasando por Brasil, Nicaragua, Canadá, Hong Kong e incluso Barcelona, seremos testigos de las atrocidades de la guerra, que, como observa el propio Frank Cappa, «pone al hombre en situaciones límite, poniendo en evidencia todo lo bueno y lo malo de que es capaz el ser humano».

Su posición de mero testigo y narrador de los acontecimientos bélicos podría parecer que deja a Frank Cappa en una situación privilegiada, en la cual puede juzgar con conocimiento de causa e incluso posicionarse en un bando u otro, pero no tardaremos en ver cómo el intrépido periodista se mantiene siempre que puede al margen, puesto que no hay buenos y malos, únicamente víctimas, todas con sus razones para apoyar una idea u otra o simplemente obligados a ser partícipes de una macabra partida de ajedrez en el que son meros peones, prescindibles y sin importancia. Con esta ya será la segunda vez que recurro a la sabiduría de Manfred Sommer, expresada a través de los labios de Frank Cappa, pero resulta casi imprescindible recordar esta frase: «Bueno, el hecho es que aquí estamos tú y yo por lo de siempre… unos pocos hacen la historia y los demás la hemos de soportar.»
Pero lejos de ser un cómic en el que predicar sus ideas, Manfred Sommer emplea esta serie como un vehículo para denunciar los crímenes que se dan día a día en distintas partes del globo terrestre, y de los cuales ni siquiera somos conscientes. La guerra queda despojada de cualquier cariz romántico que alguien pudiera creer que tiene, y se pone de manifiesto que es el mayor de los errores humanos, y para hacerlo, se desprende de la típica perspectiva alejada que muestra las batallas como algo grandioso, y la posición en primera línea de Frank Cappa nos muestra los conflictos desde el detalle, como pequeñas historias, sumamente íntimas, de pequeñas personas, arrastradas por la inmisericorde marea de aquello que está lejos del control del individuo, que más que partícipe, se transforma, de manera instantánea, en perjudicado.
Sin embargo, la aparente neutralidad de Frank Cappa en muchas de las historias no propicia una versión formalmente deshumanizada ni carente de emoción; todo lo contrario, Manfred Sommer se las apaña para regalarnos siempre una visión profundamente humana de los hechos, en muchas ocasiones desgarradores, y siempre del lado de las víctimas. Esto muchas veces lo único que acabará transmitiendo es la tremenda impotencia que siente el protagonista ante su incapacidad para cambiar las cosas, que afronta con una tremenda resiliencia, no de aquel que se ha inmunizado ante el dolor y el sufrimiento, sino del destinado a soportarlo todo para poder denunciar y dar a conocer los hechos. Muchas veces, al final del capítulo sólo queda la reflexión acompañada de una amarga ironía, del que es un mero testigo.

No sólo tendremos relatos bélicos, también se nos ofrecerán momentos en la vida de Frank Cappa, que confeccionan pequeñas historias de corte intimista que nos mostrarán mundo, facetas desconocidas de nuestro protagonista, distintas gentes, amores, desamores, esperanza, corrupción e incluso el propio origen y desarrollo de Frank Cappa, que arrojará luz sobre el contexto que dio lugar a tan atípico personaje. Todas estas narraciones tendrán una pátina romántica y bella que hará las alegrías más grandes y los dramas más desoladores, llegando a ofrecernos relatos totalmente desgarradores. Aunque si algo tienen en común la mayoría ellas, será la aventura y la reflexión. Y creo que no exagero cuando digo que, en algún momento, la obra dejará al lector al borde de la lágrima.
Al final, Frank Cappa está compuesto de poesías, a veces crudas y dolorosas y otras veces plenamente placenteras y siempre de la mano de una filosofía sobre el género humano y todo aquello que lo mueve, que pese a que nos muestre las bajezas más extremas a las que llegan las personas, cuando no nos dejan un regusto agridulce, arrojan un potente rayo de esperanza sobre la humanidad.

En cuanto a la lectura en sí, personalmente la encuentro tremendamente cautivadora, en cualquiera de las historias. Agrupadas por regiones, siempre están cargadas de interés y hacen totalmente partícipe al lector ya que se mueven siempre en el espectro más emocional de los hechos, desde el intimismo de cada acto, acaba componiendo relatos que si una palabra los puede definir, y a riesgo de excederme en el uso de la misma, yo elegiría la de humanos.
Y que nadie se engañe, ni toda la denuncia social, ni la crítica, ni el liricismo, ni la filosofía hacen que Frank Cappa pierda el interés o el gancho en ningún momento. Al contrario, se conjuga a la perfección la acción con la reflexión para formar un producto versátil, que no pretende espantar al lector a base de sermones y meditaciones, ni tampoco centrarse en la mera aventura palomitera, Frank Cappa encuentra el equilibrio perfecto para enganchar al lector, pero también para hacerle plantearse cuestiones desconocidas para él, o que le han pasado desapercibidas.

En definitiva, creo que Manfred Sommer realiza en Frank Cappa una auténtica obra maestra del cómic, español, europeo o internacional, y que desde luego merece mucho más reconocimiento y difusión de la que tiene, como tantas series españolas de los 80 que permanecen en el olvido e incluso no han vuelto a ser editadas, lo cual es una lástima. Qué mejor que el día de la historieta en España, para reinvindicar la necesidad de un trato adecuado a estas joyas que nos dejaron diversos creadores. Frank Cappa es una de tantas, pero para mí tiene algo especial que muy pocos tebeos me han dado, de hecho, muchas veces se hace la pregunta de: «si sólo pudieras salvar un cómic de tu biblioteca, ¿cuál sería?»… yo lo tengo claro, este Frank Cappa de Manfred Sommer.
Y para cerrar, me gustaría dejar la enésima cita del propio Frank Cappa, que me parece especialmente bonita, y mira que es difícil destacar entre tantas bellas palabras y reflexiones que nos regala Sommer:
«Volví a amar casi sin darme cuenta, después de mucho tiempo… sin embargo, yo sentía que aquel amor era algo extraño. Era como la música brasileña que nos rodeaba constantemente: alegre en el ritmo… pero triste en la melodía.»

Apartado Gráfico
El dibujo de Manfred Sommer es el dibujo de un maestro, la soltura de su trazo y su sensacional habilidad para manejar el blanco y negro, dan como resultado figuras, paisajes, objetos y expresiones de una belleza inconfundible, con un realismo sublime pero conseguido desde la síntesis del que ha nacido para ser dibujante, no desde el detallismo enfermizo. Su estilo tiene indudablemente un toque clásico, pero no anticuado, sino atemporal, que combinado con una narración gráfica siempre clara y precisa generan un trabajo precioso y descaradamente elegante. En cuanto a los enfoques elegidos, Sommer denota una delicadeza experta en cuanto a composición y elementos, además de una enorme adecuación a la trama de la historia, ya que muchas de las viñetas podrían pasar perfectamente por fotografías cuidadosamente seleccionadas, no en vano, hubo una exposición del trabajo de Sommer en Frank Cappa en el Colegio de Periodistas de Barcelona, y fue titulada «Frank Cappa, viñetas en gran angular». Esto es algo que queda reflejado en sus disposiciones de página, que casi siempre tienen dispuestas viñetas en tres filas y dos columnas algunas veces combinando las dos columnas en una, en un formato sobrio, muy coherente con el mensaje y el medio y en el que Sommer se mueve con total facilidad. Mención aparte merece su trabajo de rotulación tanto en los interiores como en los títulos.
La verdad es que se podrían hablar maravillas sobre el apartado gráfico de esta obra durante todo el día, y seguirían quedando cosas por decir. La anatomía de los cuerpos, la capacidad de diseño de múltiples rostros distintos, esos paisajes y ambientaciones simplemente perfectas, simplificando o detallando según se necesite, la elección prodigiosa de cómo plasmar cada momento y desde dónde hacerlo, y cuando llegamos al apartado de las expresiones, tanto faciales como corporales, así como las distintas etnias… llegamos a otra dimensión directamente. No sólo existen emociones básicas como el dolor, el miedo o la tristeza, aquí también se ponen de manifiesto la impotencia, la envidia, el rencor, la esperanza, la resignación… todo eso está ahí, y simplemente con mirar el dibujo, el lector es totalmente consciente, y eso es algo sólo al alcance de unos pocos.
Y por si fuera poco su dominio del blanco y negro, en algunas historias tenemos la oportunidad de ver sus capacidades con el color, donde con una paleta personal y una aplicación sencilla de la misma, transmite atmósferas con la naturalidad del que ha vivido en ellas. En mi humilde opinión, en Frank Cappa, Manfred Sommer demuestra estar a la altura de los más grandes dibujantes de la historia del cómic.
Ediciones
Para leer esta auténtica joya, hay varias opciones posibles, aunque, por desgracia, todas ellas decatalogadas. La primera edición fue en las diversas revistas, que se han enumerado en la introducción de esta reseña, más tarde, las historias fueron recopiladas en los siguientes álbumes: Fran Cappa: Memorias de un Corresponsal (Autoedición en Cómics nº1), Frank Cappa: en Brasil (Álbumes Cimoc #3, Norma Editorial), Frank Cappa: Welcome (Colección B/N #5, Norma Editorial) y Frank Cappa: Viet-song (Colección Cimoc Extra Color #57, Norma Editorial).
Un par de décadas más tarde, en 2010, Glénat lanzó un integral con todas las historias de Frank Cappa, e incluso el comienzo de una que quedó inconclusa; Frank Cappa: El País Amarillo. Este volumen pertenece a la Colección Integral de Glénat, que tenían encuadernación en cartoné y un tamaño reducido (23 x 16 cm). En 2012, el integral fue reeditado con una portada distinta y ahora con la editorial llamándose EDT (Editores De Tebeos).
Personalmente, yo tengo y he leído (múltiples veces) la reedición del integral, y me parece sencillamente una edición cuasi definitiva, a la que sólo le puedo poner la pega del tamaño reducido. Sin ese defecto, estaríamos sin lugar a dudas ante la edición definitiva de la obra. El formato es muy bonito y está muy cuidado, es manejable y resistente, y el mimo que se ha puesto con este volumen… es difícilmente superable: prólogo de Alejandro Jodorowsky, multitud de artículos e introducciones de distintos artistas y entendidos del medio para los distintos álbumes, entrevistas al autor recuperadas de las revistas originales, escritos del propio autor… pero la cosa no queda ahí, sino que tenemos un montón de bocetos, diseños, pruebas, bosquejos de páginas, páginas a lápiz, las historias que fueron coloreadas para la recopilación en álbum se presentan en color, se incluyen portadas (tanto de los álbumes como de las revistas) e incluso la historia inconclusa, viene acompañada de un fragmento del guión original, para que pongamos una especie de final a la primera aventura de la misma. Esta edición vale oro.
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Buena reseña Steven!!
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¡Muchas gracias!
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