RESEÑA La Sombra del Cóndor #1: 1936. Bajo un cielo español, de Gerardo Balsa

«Ay, sois todos unos niños grandes, con vuestros aviones de juguete.»

La Sombra del Cóndor #1: 1936. Bajo un cielo español es el primer álbum de una serie de tres creada, guionizada e ilustrada por el argentino Gerardo Balsa y publicada originalmente en septiembre de 2019 por Trilita Ediciones (Coeditum).

En julio de 1936, comienza un conflicto que marcaría un antes y un después en la historia de nuestro país: La Guerra Civil Española. Hermanos luchando contra hermanos en todas partes, desde las calles de las ciudades… hasta el cielo. Es precisamente allí donde encontraremos una lucha de estrategia y dominio: a un lado, la Escuadrilla España, con unos recursos muy limitados y la ayuda encubierta del gobierno francés, y al otro, la Luftwaffe de Hitler… y dos historias: la de Pedro Goya, un mecánico español y republicano con el sueño de volar, y la del teniente alemán Dieter Von Moltke un verdadero as de la aviación.

Antes de hablar más en profundidad de La Sombra del Cóndor #1: 1936. Bajo un cielo español, el primer álbum de una trilogía que se completará con #2: De Viento y Sangre y #3: La caída de un Sueño, me gustaría señalar que no soy un entendido ni en temas históricos ni militares. Tengo unas nociones básicas de historia y no sé casi nada de conflictos ni elementos bélicos, por lo que esta reseña no tendrá un enfoque centrado en los tecnicismos históricos ni de los aviones, sino que simplemente hablaré del cómic y lo que me ha parecido a mí, y pido perdón de antemano si digo algo erróneo en algún momento.

Si tuviera que hablar de mis géneros favoritos, el bélico no sería, ni de lejos, de los primeros. Siempre hay historias muy buenas, pero desde fuera, como un completo ignorante de la materia, me da siempre una sensación de estar sobrexplotado y centrarse principalmente y con gran insistencia en la Segunda Guerra Mundial, pero tampoco son pocos los cómics o libros ambientados en nuestra Guerra Civil. No estoy diciendo que esto sea malo, ni mucho menos, sino que con un volumen de obras muy grande, es complicado que a alguien ajeno al género le llame la atención un título puntual.

Y sin embargo, La Sombra del Cóndor se ambienta en la Guerra Civil Española, pero llevando la narración a un lugar mucho más inexplorado: el aire. Y aquí me descubro ante todos: soy un completo lego en lo que pasó en los cielos españoles durante el conflicto más allá de la infame Legión Cóndor o el bombardeo de Guernica. Por ello, esta obra me resultó muy atractiva.

Lo que encontré en este primer álbum de La Sombra del Cóndor es una narración dividida en dos historias o líneas argumentales. La primera, es la protagonizada por el madrileño Pedro Goya, un mecánico de aviones que se acaba viendo ligado a la Escuadrilla España y el equipo de vuelo de su organizador; André Malraux. Y la segunda, la que se centra en Dieter Von Moltke, teniente de la Luftwaffe.

Este planteamiento a dos bandas me ha parecido muy acertado, ya que nos permite ver la historia desde dos enfoques distintos y opuestos, humanizando ambas facciones y casi siempre empleando un acercamiento objetivo por parte del autor, sin mostrar un posicionamiento absoluto. Por ejemplo, el que teóricamente debería ser el «malo» del cómic, Von Moltke, para mí ha sido el personaje más atractivo, puesto que se erige como un auténtico caballero, que no comulga con la ideología del partido nazi pero que está decidido a cumplir con su misión, poniendo en ello toda su capacidad y anteponiendo siempre un muy respetable código de honor, lo que le valdrá algún enfrentamiento con algún compañero de armas.

La parte que atañe a Pedro también es interesante, pero quizá es una línea argumental más recorrida, con el sueño de un joven de volar y cómo poco a poco se va acercando a él. Por ello, empatizo un poco menos con su narración al ser algo más visto. También tendremos protagonismo por parte de los secundarios, principalmente los componentes de la Escuadrilla Malraux, Sofía Rigau y la Malagueña, siendo esta última una personaje con bastante garra.

Para los que tengan más interés en la parte histórica, diré trabajo en los guiones de Gerardo Balsa respeta los hechos históricos, al menos hasta donde yo conozco, mostrando los principales hitos, pero sin detenerse en una exhaustiva explicación de los mismos, sino que historia fluye de manera amena, para que el lector, aunque no conozca estos hechos históricos vaya comprendiendo la sucesión de los mismos, pero sin recargarle o intentar hacer de esto una lección, y eso le da agilidad al ritmo y se agradece mucho, afianzando la ambientación histórica pero sin ser un pesado libro texto con carencia de emocionalidad.

Esto está muy bien, no se limita a centrarse en los combates aéreos, sino que vamos viendo cómo transcurre el conflicto a nivel general de manera somera, poniendo un contexto fundamental para comprender las acciones empleadas por los protagonistas y sus bandos. También me gusta especialmente lo que comentaba de la emocionalidad, cosa que algunas obras de género histórico, como El Fotógrafo Mauthausen, me da la sensación que manejan muy mal, creando historias con las que el lector no empatiza y que en ocasiones parecen meras crónicas. Por suerte, Gerardo Balsa sabe darnos las dosis pertinentes de caracterización y desarrollo de personajes, para que podamos sentirnos un poco partícipes.

La experiencia de lectura ha sido curiosa. Antes de nada he de decir que este tebeo es de los que se lee muy fluido, ya que la historia tiene un gran dinamismo gracias a la narración de Balsa, que salta constantemente de una línea de acción a otra dándonos pequeñas dosis de casa una, construyendo así la trama, pero impidiendo que se sienta en ningún momento pesadez en la aventura. Es cierto que se echa de menos un poco más de desarrollo y que puede sentirse el ritmo apresurado, pero también es comprensible hasta cierto punto, ya que el espacio de un álbum es reducido y siempre es preferible anteponer el avance de la historia a excesivas pausas en ciertos pasajes. La primera vez que leí el álbum (además lo hice justo el 18 de julio, precisamente), me lo leí del tirón, ya que es muy ameno, pero al acabar la lectura, pese a no parecerme un mal cómic y quedarme con ganas de la segunda parte, no terminaba de estar convencido. Estoy seguro de que esto se debía al apartado gráfico de la obra (del que hablaré más adelante), que me sacaba a veces de la lectura y que me hacía estar demasiado pendiente de los fallos que le veía.

Por suerte, ayer mismo, decidí darle una relectura, ya que no consume demasiado tiempo, para ver cuáles eran mis impresiones yendo ya con conocimiento de causa y tras leer el prólogo (recomiendo hacerlo después de leer la obra, puesto que contiene spoilers). La verdad es que esta vez, como ya era consciente del arte de la obra, pude centrarme más en la historia y acabé disfrutándola bastante más, encontrando un buen cómic y terminando con muchas ganas de la segunda parte.

Evidentemente, no estamos ante un cómic espectacular, ni falta que hace, pero sí que, a nivel de guión, esta primera entrega de La Sombra del Cóndor nos ofrece una buena historia que merece la pena conocer. Aquellos aficionados al cómic bélico y especialmente ese grupo de lectores amantes de la BD de aviación, tienen aquí un cómic que seguro que disfrutarán mucho, o aquellos curiosos que quieran saber un poco más de la parte aérea de los conflictos de la Guerra Civil.

Para terminar, una gran noticia: me consta que Trilita/Coeditum está preparando el segundo tomo de la trilogía, para todos los que lo están (y ahora estamos) esperando (en whakoom ha gustado mucho esta obra)… habrá que estar muy atentos para ver cuándo podremos leerlo.

Apartado Gráfico

Lo cierto es que el apartado gráfico de La Sombra del Cóndor #1, no me ha gustado. Aclaro que me sabe fatal siempre criticar un dibujo por dos motivos: el primero es que los dibujantes son grandes profesionales que trabajan una cantidad ingente de horas para que podamos ver el resultado final, y es complicadísimo hacer lo que ellos hacen. El segundo es que todo tema artístico también está expuesto a una opinión subjetiva, y por tanto, que no me haya gustado el arte de este cómic, depende simplemente de mis gustos personales.

Empezaré reconociendo lo innegable: Gerardo Balsa es un buen dibujante, y tiene mano en la narración gráfica. La historia se sigue perfectamente, me gustan mucho los enfoques y planos escogidos (todo muy cinematográfico) y las composiciones de viñetas están realmente bien.

Pero en mi opinión, todo el apartado gráfico de La Sombra del Cóndor #1 peca de un problema que a mí me suele echar mucho para atrás: el excesivo uso de recursos digitales. No critico, ni jamás lo haría, que se dibuje en formato digital, eso no me importa y es lo más eficiente hoy en día, me refiero a que Gerardo Balsa se apoya demasiado en recursos tales como modelos tridimensionales generados por ordenador, lo que se ve mucho en planos generales, fondos y en todos los aviones y vehículos. Pero lo que me repele no es el uso de estas técnicas, sino el acabado, porque o no hay esfuerzos por camuflarlo o los esfuerzos no dan resultado, dejando una estética final muy artificial para mi gusto. Muchas texturas, sombras y detalles chocan con el dibujo en sí creando un contraste que a veces se me antoja demasiado pronunciado que me recuerda a videojuegos antiguos.

Este problema también lo veo un poco con el uso de referencias fotográficas, en ocasiones para retocar la foto y emplearla como viñeta (en algún fondo) y otras para emplear un modelo para el diseño de un personaje. Es cierto que es un recurso ampliamente empleado, no hay más que ver la cantidad de dibujantes que se nota que se basan en sí mismos para dibujar los rostros, pero en el caso de este cómic, varias veces me he encontrado con rostros de actores famosos, pero sin apenas modificarlos, casi pareciendo un calco. Es algo muy común también emplear celebridades como referencia, pero ver las caras tal cual a mí me saca de la lectura. Por supuesto, esto es una manía mía personal, pero tengo que señalarlo.

En cuanto al dibujo en sí de las figuras, es muy efectivo, pero el acabado de éstas también me parece excesivamente digital para mi gusto. Creo que este mismo dibujo, con un coloreado más delicado y no tan consistente habría encajado mucho mejor con el tono de la historia. De hecho, viendo las siguientes imágenes con el dibujo sin colorear, el dibujo me encanta, pero con el coloreado creo que pierden muchísimo.

También se puede ver aquí un poco el tema que comento de las texturas en el avión. Yo juraría que el avión está creado a partir de un modelo 3D, pero si sólo se quedara en el contorneado, el resultado sería muy bueno, pero ya metiéndole el detalle de todos los remaches empieza a perder el dibujo para mí, y al añadirle el color tan artificial y más texturas, ya todo se va al garete.

Para resumir, diré que el apartado gráfico no me ha gustado nada por el acabado excesivamente digital, llegando a sacarme en ciertos momentos de la lectura. Aún así, veo en Gerardo Balsa un dibujante de cómics correcto, que, con otro tipo de acabado me gustaría mucho más. También he de reconocer que en la relectura que he hecho de la obra, el dibujo me ha entrado mejor y no me ha sacado en ningún momento de la lectura como ya iba preparado, así que también habrá influido un poco el choque inicial provocado por este estilo. Aún así, para mi gusto, el arte de la obra se vería increíblemente beneficiado con una aplicación distinta del color o las texturas y reduciendo el uso de entornos y modelos tridimensionales, o camuflándolos más como hacen algunos mangakas (no hay que olvidar que en el manga este tipo de recursos son extremadamente habituales, e incluso en alguna obra de cómic europeo como El Oro y la Sangre, se emplean modelos tridimensionales). Las texturas y el coloreado es el principal fallo del arte del cómic y le resta enteros, dejando el apartado gráfico en un mal lugar.

Ediciones

Para disfrutar de La Sombra del Cóndor #1: 1936. Bajo un cielo español hay que acudir al tomo de Trilita Ediciones (Coeditum).

La edición en sí es muy elegante y las sensaciones al tener el tomo entre las manos es que se ha invertido mucho trabajo y con mucho mimo en este volumen. Los materiales empleados, tanto para el cartoné de las cubiertas como en el papel de la obra son de alto gramaje y transmiten una gran sensación de robustez y resistencia. Además, la encuadernación está muy bien, ya que permite abrir completamente el álbum para una lectura comodísima que se agradece mucho, no como esos álbumes que son más tirantes y para cuya apertura hay que estar continuamente sujetando el tomo. Aparte del cómic propiamente dicho, tenemos unos interesantes extras, con un prólogo de Antonio Martín hablando del contexto histórico de la obra (es licenciado en historia contemporánea) y del cómic en sí y una sección final con las fichas técnicas de los modelos de aviones presentes en la Guerra Civil Española, muchos de ellos, plasmados en el propio cómic.

El precio del álbum es de 19€ por 56 páginas. Se puede antojar caro para un álbum unitario, aunque el precio no se aleja demasiado de lo habitual para cómic europeo. Pero también hay que ser conscientes de que no se trata de una edición algo producido en un país extranjero, sino que en este caso es la propia Trilita la que tiene que costear toda la obra y el trabajo del autor, por lo que veo comprensibles esos 2 o 3€ de diferencia con los álbumes de otras editoriales.

Este cómic fue proporcionado por la propia editorial a modo de copia de prensa. Esto no influye en la opinión aquí mostrada, ya que me comprometo siempre a exponer lo que pienso de manera totalmente sincera, jamás recomendaría algo que yo mismo no me compraría. Si quieres saber más, te invito a que accedas a la sección «Acerca de» en la cabecera de la web.

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