RESEÑA Los Muertos Vivientes #32: Descanse en paz

«¡Nosotros NO somos los muertos vivientes!»

Los Muertos Vivientes #32: Descanse en paz contiene The Walking Dead #187-193.

Volumen anterior: Los Muertos Vivientes #31: Podrido hasta la médula

AVISO: La reseña que vas a leer a continuación no contiene ningún spoiler del volumen en cuestión, pero sí que podría contener spoilers relacionados con números anteriores.

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Ha llegado. Después de 193 números de la serie regular y casi 16 años de publicación, The Walking Dead, la colección que cambió radicalmente la visibilidad y el planteamiento del cómic americano «independiente», comenzando a ponerlo de «moda», acabó en julio de 2019. Lo más loable de todo, es cómo ha llegado su final, de manera totalmente sorpresiva, con solicitaciones falsas de posteriores números y sin anunciar, para que nadie se esperara nada, que simplemente se lo encontrara sin saber que era el final. Así se deberían hacer las cosas, aunque nosotros en España evidentemente, con la espera de nuestra edición, ya sabíamos lo que se venía. Y otra cosa admirable, es que Robert Kirkman se haya dado cuenta de que no podía llegar al número 300 que quería alcanzar y que haya dejado la serie antes de que empezara a parecer un barco a la deriva.

Abandonamos el anterior tomo en un punto en el que las tensiones entre el grupo de Rick y la Commonwealth, al igual que dentro del mismo grupo de Rick estaban en un punto álgido, además, parecía que cada vez más, los propios habitantes de la Commonwealth estaban a punto de estallar y tomar las calles. El final del volumen anterior se cobró precisamente la vida de uno de los personajes principales de la serie desde hacía un tiempo; Dwight, que había instigado la rebelión en la Commonwealth y llevado las cosas demasiado lejos al amenazar la vida de la Gobernadora Milton. Esto fue un acto de gran peso que llevó a cabo Rick por la esperanza que tenía en esta enorme comunidad; un salto de fe tremendo para intentar cambiar la forma de hacer las cosas, dejar atrás el salvajismo y las continuas guerras por el poder que han enfrentado durante todos estos años, para intentar mejorar la Commonwealth, pero sin antes destruirla, como pasaba hasta ahora cada vez que aparecía un nuevo grupo. Un potente brillo de esperanza tras toda la oscuridad que han vivido, una acción sin duda cuestionable, (no en vano ha matado a un amigo) pero para evitar un conflicto mucho mayor.

Ahora ya, el globo que venían hinchando ha estallado; por un lado, el cuerpo policial se rebela y por otro las propias gentes de la Commonwealth se alzan, y además no se dan cuenta de que su lucha es la misma. Si a todo esto le sumas zombies y la desconfianza de la gobernadora hacia el grupo de Rick, deja la acción en un punto muy complicado en el que Rick tendrá que hacer acopio de todos sus ideales y poder de convicción para evitar la destrucción de esta esperanzadora comunidad. Es el momento de hacer las cosas bien, de olvidar un pasado lleno de abusos y desigualdades y crear un futuro mejor; mejor para todos.

La conclusión de esta línea argumental en el #192 supondrá también un punto y aparte para la serie, que ya sólo tendrá un número más; el #193, un epílogo en toda regla, los último renglones de la carta de amor hacia el género zombie que ha estado escribiendo Kirkman durante tanto tiempo. Este epílogo me ha gustado mucho, sirve para calmar ese «¿y qué pasa después?» continuo que quería responder siempre Kirkman. Creo que ha sido una maniobra inteligente, que le ha permitido cerrar la colección de una buena forma, conservando el nivel de la colección y aislándola, a la vez que deja alguna pregunta y espacio suficiente para spin-offs y proyectos satélite que no dudo que acabarán por salir, de hecho, ya después de terminar The Walking Dead, se ha publicado un pequeño especial titulado Negan Lives!

Llegados a este punto, las reacciones al cierre de la serie pueden ser muchas, pero en general, yo creo que ha sido un final más que digno y satisfactorio. Las cosas podrían haberse hecho de otra forma, de hecho, en el interesante escrito que Kirkman firma tras el #193 (y que recomiendo encarecidamente que lea todo el mundo que termine la serie, saltárselo debería estar penado por ley), nos comenta cómo fue crear y trabajar en la serie, y cómo estuvo a punto de finalizarla en otro punto, de una forma muy distinta. ¿Qué final es mejor, este o el que podría habernos dado? pues eso ya dependerá de cada uno; la primera vez que leí el tomo, tenía claro que el final que no vimos habría sido mucho mejor y más impactante, pero ahora, tras releer la serie entera del tirón, me alegro de que decidiera seguir para llegar a este punto, porque sino, nos habríamos perdido grandes historias y grandes personajes. Además, este final supone un cambio total de registro y del espíritu de la serie, un enfoque distinto que nos hace ver las cosas de otra manera.

Otro punto que puede generar controversia, es cierto momento en este volumen, que todo el que lo haya leído sabrá a lo que me refiero. ¿Justificado? ¿Suficiente? ¿Realista?…

Da pena ver terminar esta serie, pero a la vez, también es un motivo de alegría, por cómo ha terminado sin prolongar su muerte, ofreciendo siempre un nivel, como mínimo, de notable, siendo fiel a unos principios y unos personajes. Siempre podremos volver a disfrutar de esta serie y volver a vivir la experiencia, aunque por desgracia, nada igualará el impacto de la primera vez con Rick Grimes y los suyos.

¡Nosotros NO somos los Muertos Vivientes!

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Ediciones

En estas reseñas individuales, menos trabajadas y más directas, no suelo comentar el tema del Apartado Gráfico o las Ediciones, puesto que el equipo artístico y el formato se han mantenido más o menos constantes en toda la colección. Pero con este último tomo he de hacer una excepción, ya que estamos ante un volumen con el doble de páginas de lo habitual y aún así, Planeta ha respetado el precio de 8,50€, lo cual es un gran detalle. Así sí.

Por poner una pega, habría estado genial que se hubieran recopilado también las portadas de los números con los que hicieron las falsas solicitaciones para que nadie supiera que era el final, habría sido la guinda del pastel.

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