RESEÑA High Crimes, de Christopher Sebela e Ibrahim Moustafa

«Escalar te enseña que estás completamente solo. Todo lo que tienes es tu cuerpo y fuerza de voluntad para seguir moviéndolo. Para luchar por llegar a algún lugar más alto y más desolado.

Suena familiar.»

High Crimes es una serie de doce números (High Crimes #1-12) publicados originalmente en formato digital por la editorial MonkeyBrain Comics entre enero de 2013 y julio de 2015. Más tarde, los derechos de publicación pasaron brevemente a Dark Horse, para acabar en Image Comics, editorial que ostenta dichos derechos actualmente. High Crimes es una obra creada por Christopher Sebela e Ibrahim Moustafa, siendo el primero el guionista y el segundo el artista.

La vida de Zan Jensen cambió radicalmente luego de su controvertida huida del mundo del deporte, tras cierto escándalo en su carrera como competidora de snowboard a nivel olímpico. Tras dar tumbos por Europa, acabó en Kathmandú (Nepal), donde conoció a Haskell Price, un montañero dedicado a guiar expediciones para subir a los ricos con ansia de aventura a los picos más altos del mundo, incluído el Everest. Zan se asoció con Haskell, tanto en la empresa de escalada como en otra lucrativa actividad: extorsionar a los familiares y seres queridos de los escaladores muertos en las montañas, ofreciéndoles traer de vuelta los cadáveres a cambio de una sustanciosa suma de dinero.

La cosa se complica cuando Haskell encuentra el cadáver de Sullivan Mars en la cima del Everest, un antiguo agente secreto del gobierno estadounidense, que huyó llevándose valiosos secretos, por los que la agencia a la que pertenecía está dispuesta a matar a todo el que haga falta. Esa misma agencia enviará a varios agentes que secuestrarán y torturarán a Haskell para que les lleven hasta la cima del Everest y recuperar así los secretos robados por Mars.

Pero Zan, incapaz de mantenerse al margen, decide subir también al Everest para rescatar a Haskell, comenzando de esta forma una mortal carrera hacia la cima, en la que Zan tendrá que preocuparse, no sólo de las letales condiciones y peligros que ofrece el Everest, tumba de numerosos escaladores expertos, sino también de su adicción por las drogas y de los agentes que retienen a Price, que intentarán matarla a toda costa. Al mismo tiempo, irá descubriendo la vida de Mars como agente secreto encargado de asesinar y derrocar gobiernos, mientras trata de esquivar una antigua vida plagada de errores que le perseguirá tanto física como psicológicamente hasta que corone la madre de todas las montañas.

La verdad es que, para un amante del thriller, la premisa de High Crimes no puede ser más sugerente; el pasado vuelve con letales consecuencias y unos personajes de dudosa moralidad, que podrían ser considerados una versión alternativa y moderna de los saqueadores de tumbas, se ven envueltos en un conflicto con una agencia de gente entrenada para matar mientras tienen que escalar el Everest. Es como unir todos los ingredientes de un buen thriller, añadirle una localización impactante para darle aún más sabor, y pasarlo por la batidora, y la verdad es que lo que obtenemos es un resultado de altura (perdón).

La primera vez que leí esta obra, hace dos o tres años, me acerqué a ella básicamente por esa sinopsis tan atractiva que mencionaba antes. Iba un poco a ciegas, porque no conocía a los autores, y High Crimes cumplió con lo prometido y más, al darme una lectura sumamente interesante y con esa sensación continua de querer seguir leyendo que tanto piden los thriller. No es de extrañar que la obra obtuviera dos nominaciones a los premios Eisner, de hecho, su guionista, Christopher Sebela, ganó con su serie Crowded el Eisner a la mejor serie el año pasado, pero de ese cómic hablaremos otro día.

Tras la atractiva premisa de High Crimes, se esconde una historia desarrollada con mimo, en la que nada ocurre por casualidad y una cuidada planificación inunda cada página. Las sensaciones y las motivaciones de los personajes son una parte fundamental de la trama, así como la contextualización de un entorno tan emblemático pero que a la vez nos es tan ajeno como el monte Everest. Para lograr dar la talla en estos aspectos, Christopher Sebela se apoya en una cantidad de texto sustancialmente superior a la del cómic estándar actual, y sorprendentemente eso no hace la lectura más áspera ni lenta, sino que ayuda a una mayor y mejor inmersión en la misma, gracias a un ambiente y manejo de la trama que presenta matices y fundamenta todo.

La historia de High Crimes se divide en dos tramas; la primera es el presente con la dura situación a la que se enfrenta Zan, y la segunda está situada en el pasado y nos ayudan a conocer a Mars Sullivan a través de su diario. Lo cierto es que Sebela maneja con soltura ambos tiempos narrativos y los imbrica con acierto, siempre encajándolos por el fondo de la trama o las sensaciones de sus protagonistas. Aún con ese buen hacer, personalmente noto cierta predisposición por la historia de Zan, y un interés menor por la de Mars, por lo que en ciertos momentos, el cambiar de una línea temporal a otra no me era demasiado apetecible. A favor de la historia he de decir, que no tardaba mucho en recapacitar al darme cuenta que lo que se contaba en las partes de Mars era bastante atractivo.

Si hay una característica común entre absolutamente todos los personajes de High Crimes, es que son personas rotas, que han pasado por mucho a lo largo de su vida, huyendo de quienes fueron y que han acabado por azares del destino ligados a un elemento tan poderoso como es el monte Everest. Y pese a las similitudes, Sebela mueve sus hilos de manera que todos sean completamente distintos, dentro del detallado desarrollo que se construye en torno a ellos, especialmente en el personaje de Zan. Queda claro que no estamos ante personajes sacados de plantillas y patrones ampliamente conocidos por todos, ni siquiera se siguen unos roles típicos, simplemente son personas normales que han vivido en unas circunstancias y han cometido demasiados errores, que les han hecho perder casi cualquier tipo de ilusión, sumiéndolos en un estado casi apático y acomodado en su miseria, pero siendo capaces de luchar por salir del agujero ante el estímulo adecuado, y ese estímulo es el peligro de muerte que se cierne sobre ellos…

Zan, aún siendo la protagonista, es el máximo exponente de todo lo dicho anteriormente; lejos de ser un personaje modélico, de convicciones y actitudes ejemplares, Zan se retrata ante todo como una persona plenamente humana, dejándose llevar en determinados momentos por la angustia y el miedo, pero también siendo capaz de luchar contra la imposible misión a la que se enfrenta, en un estado mental e incluso físico que le pondrá las cosas todavía más difíciles. Sus tendencias autodestructivas, en las que el alcohol y las drogas sólo muestran la superficie de un problema mucho mayor, hacen que Zan sea completa y repetidamente falible, y quizá todos estos aspectos tan propios de la conducta humana (pese a que no nos guste, no somos siempre los nobles seres que querríamos ser), que vemos en Zan, son los que hacen que el lector logre empatizar tanto con ella y ponga todo su interés en su bienestar y su objetivo.

De hecho, el manejo de los personajes por parte de Sebela es tan acertado que incluso Mars Sullivan, que como veremos era todo lo contrario a una buena persona, me caía bastante bien, siempre y cuando, no racionalizara cómo era realmente. Quizá donde haya una carencia de trabajo sea en los antagonistas, pero esto no pesa en la historia, ya que ejecutan su papel a la perfección y no necesitamos recalar sobre ellos, puesto que sólo actúan como amenaza y el punto de atención de la trama va más en otro sentido.

La ambientación es otro de los puntos fuertes de High Crimes; una localización tan simbólica y emblemática como el Everest y Nepal ofrece un tablero de juego muy sugerente para un guionista preparado, como es el caso de Sebela, convirtiendo a la mítica montaña en un elemento de gran influencia en la trama, casi un personaje más, la deidad que admiran y respetan los nepaleses y que acaba sin piedad con aquellos que se exceden en su arrogancia al abordar la escalada. Se nota además, que Sebela está muy documentado en la materia y que le interesa sinceramente, son muchas las leyendas e historias que ha alimentado el Everest, y aún más las cosas reales que allí tienen que superar los escaladores, y que están reflejadas en la historia, sin la necesidad de explicar pedantemente las cosas, simplemente introduciéndolas con naturalidad y algunas sólo como elementos circunstanciales, que no se explican, simplemente están ahí porque deben de estar.

Se compone así la imagen de un entorno que a mí, personalmente me ha parecido terrorífico; tu cuerpo y tu cerebro muriendo simplemente por estar ahí, alucinaciones, congelación, aludes… pero la cosa va mucho más allá, con los cuerpos de aquellos que murieron luchando por conquistar la cima y que permanecen como advertencia para algunos e hitos en el camino para todos, muchas veces en la misma posición en la que perdieron la vida. O esa cruda noción de que a partir de cierto punto, no hay rescate posible, y que de haberlo dependerá del egoísmo o las posibilidades de los escaladores con los que te cruces… es terrible, pero a la vez tiene cierto cariz morboso y sumamente llamativo que hizo que, tras mi primera lectura, buscara información y algún documental sobre el Everest y peligrosas expediciones en otras montañas. Es tremendamente meritorio cuando un cómic te despierta interés por algún tema de los que trata, hasta el punto de intentar ampliar la información que te proporcionó, y en mi caso, High Crimes lo ha logrado.

El ritmo de lectura de High Crimes quizá no sea tan acelerado o adictivo como el que proporcionan otras lecturas del género, pero eso no significa que sea lenta o le falte dinamismo, sino que invierte tiempo en desarrollar y apoyar todo lo que pasa en debidas justificaciones y motivos para que la historia funcione a todos los niveles. De hecho, aún teniendo más texto que la media, la trama engancha y pide que se continúe leyendo, lo cual es un requisito indispensable para cualquier thriller que se precie. Incluso en esta segunda lectura de la obra, pese a que reconozco que me daba pereza ponerme con ella, (porque sabía que no se lee tan rápido como otros cómics), una vez empecé a leer, volví a sumergirme en la lectura.

Si tuviera que buscarle algún fallo a High Crimes, tendría que recurrir a un par de pequeños detalles que en un primer momento me parecieron desentonar con la seriedad del conjunto de la obra, pero que como digo, son menudencias que no le restan valor a todo lo demás, que es positivo.

No me queda mucho más que añadir, High Crimes es un cómic de gran solidez, que se toma las molestias, el tiempo y el espacio para desarrollar a fondo una historia interesante, en un emplazamiento más interesante si cabe y con unos personajes bien diseñados y alejados de los prototipos. Una lectura bastante recomendable en general, y que disfrutarán especialmente los aficionados al thriller y al cómic americano independiente.

Apartado Gráfico

En el apartado gráfico tenemos principalmente a Ibrahim Moustafa, que se encarga de dibujar, entintar y darle el acabado final al color, aunque también Christopher Sebela participa del proceso, porque es él el encargado de la separación de colores en la primera fase del coloreado. De hecho, Sebela no es ajeno al mundo artístico, ya que es diseñador gráfico.

Pero volviendo al arte en sí, el principal soporte del mismo es Moustafa, y hace un trabajo consistente y preciso. Su estilo es conciso y efectivo, sin ningún tipo de exceso y siempre a favor de la claridad. No evita dibujar fondos y añade la cantidad de detalle precisa para la fácil comprensión y correcta interpretación de todos los contextos, sin necesidad de recargar las viñetas ni su contenido, quedando así un conjunto muy fácil de procesar, lo que unido con su efectividad a la hora de narrar, hace que la historia fluya. Un dibujo bastante bueno que a mí personalmente me gusta bastante, y logra triunfar donde muchos se pierden; consigue dotar a los rostros de los personajes con la personalidad suficiente para hacerlos fácilmente distinguibles.

En cuanto a la paleta de color, se opta por unos tonos poco saturados y mucha precisión a la hora de aplicarlo, dando volumen con el color pero de una manera muy sutil, de forma que, a priori, casi podría parecer que son colores planos. Este estilo de coloreado le va como un guante al dibujo, ayuda mucho a crear la atmósfera necesaria y redondea el resultado final.

En conclusión; un arte a la altura del guión y que acompaña muy bien a la historia.

Ediciones

Para leer High Crimes, podemos recurrir a las ediciones estadounidenses o a la edición española. La edición española será publicada por Panini Cómics pronto (el 27 de mayo) en un formato en cartoné y diría que exactamente los mismos contenidos que la versión de Image Comics (que comentaré más abajo), ya que tienen la misma paginación (200 páginas). El precio del tomo son 22€, no es que sea precisamente barato, pero teniendo en cuenta el número de páginas y el formato en cartoné, casi lo parece, vistos los antecedentes con otras obras que publican con una relación cantidad/precio muy superior. Esta vez, el precio me parece sensato por lo menos, y además High Crimes creo que merece la pena y ofrece más lectura que el resto de series, no es de esos tomos que en menos de una hora se ha terminado.

Las ediciones estadounidenses en formato físico son dos, ambas en tomos integrales con toda la serie; la primera, de la mano de Dark Horse Comics, en formato HC (tapa dura) con numerosos extras (incluyendo una introducción de Greg Rucka), y la segunda y actual, publicada por Image Comics en formato TPB (tapa blanda), incluyendo algunos extras.

Personalmente, tengo la edición de Image Comics en TPB, y me parece una edición muy buena. La encuadernación es sólida y resistente y el tomo muy cómodo y manejable en su lectura. El diseño es sencillo pero bonito y se incluye una cantidad reducida, pero significativa de extras muy interesantes; una breve historia adicional de 3 páginas, 1 página donde Moustafa muestra el proceso de creación de una página con comentarios, 2 páginas con los bocetos de diseños de los personajes y la descripción detallada de Zan con la que fue creada, un interesante texto final de Sebela hablando del Everest y unas brevísimas biografías de los autores. La única cosa que no me ha gustado ha sido que las portadas se incluyen al final del tomo como una galería en vez de antes de sus respectivos números, pero supongo que habrá sido deseo de los autores, como en el caso de las obras de Brubaker y Phillips que también se publican así. Una edición para mí perfecta, ideal para leer y con la cantidad justa de extras para añadirle un poco de valor, si finalmente Panini copia los contenidos como tiene pinta, les va a quedar una buena edición.

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