«Es importante que todos sepamos cuál es nuestro lugar.»
Los Muertos Vivientes #30: Nuevo Orden Mundial contiene The Walking Dead #175-180.
Volumen anterior: Los Muertos Vivientes #29: Los límites que sobrepasamos
AVISO: La reseña que vas a leer a continuación no contiene ningún spoiler del volumen en cuestión, pero sí que podría contener spoilers relacionados con números anteriores.
La nueva trama, que llevaba esperando desde la primera vez que Eugene detectó a Stephanie entre las ondas de radio, por fin ha empezado. Digo por fin, porque con ella he sentido una subida de la calidad de la serie, que empezaba a resentirse en los volúmenes anteriores, que parecían no aportar demasiado nuevo y daba la sensación de que simplemente estábamos esperando a que Kirkman volviera a calentar motores.
También con este volumen empieza para mí esa sensación de necesidad de leer el tomo según sale, y al acabarlo el desasosiego de saber que habrá que soportar una larga espera para poder continuar con la serie. Hasta ahora tuve que alcanzar el ritmo de publicación y no había obstáculo alguno para leer el siguiente número, pero eso fueron los buenos tiempos…
Metiéndonos ya en harina, nos podemos trasladar hasta el tenso momento en el que dejaron a Michonne, Eugene, Magna, Yumiko, Siddiq y Juanita, rodeados y obligados a deponer las armas. Una aparente trampa orquestada por la comunidad con la que contactó Eugene por radio. Pero era un golpe de efecto para dejarnos con las ganas; una medida preventiva de la Commonwealth, la nueva ficha en el tablero.
Tras un interrogatorio dirigido por Lance Hornsby, representante de la Commonwealth, Michonne y su grupo son escoltados hasta esta nueva comunidad, una comunidad enorme, de 50000 personas, que pretende reinstaurar la sociedad como la conocíamos. Pero tras la aparente normalidad de sus calles, hay una importante sensación de represión sufrida por sus ciudadanos. La organización funciona de una manera muy sencilla; dependiendo de tu ocupación y nivel de vida anteriores, recibes un status proporcional y un trabajo acorde. Así, los ricos vuelven a ser ricos, y los pobres vuelven a trabajar para ellos.
La dirigente de esta Commonwealth es Pamela Milton, una mujer ambiciosa que tiene el título de «Gobernadora», que no nos trae buenos recuerdos. Desde el principio nos deja ver ese doble rostro tan típico de los políticos, y su hijo, Sebastian, reúne todas las características de un niño rico malcriado, desprecio a la gente de a pie incluído.
Por otro lado, el líder del ejército de la Commonwealth, Mercer parece tener opiniones contrarias al gobierno, pero sigue acatando las reglas sin rechistar. Me da la sensación de que será un personaje importante en el futuro, sobre todo porque no sabremos en qué lado se posicionará.
La verdad es que la serie ha sufrido un cambio radical de repente, parece que ahora la lucha va a ser de clases más que de comunidades, y Rick supone un contrapunto muy interesante a Pamela, y en la reunión que mantienen saltan las chispas. Para mí ha supuesto una recuperación del interés y tengo muchas ganas de ver cómo continúa. Aires de frescura para la colección, que esperemos que se mantengan.