RESEÑA Cuervos, de Richard Marazano y Michel Durand

«Ya conoces el refrán: ‘cría cuervos y te comerán los ojos’.»

Cuervos es una serie de cómic europeo, publicada originalmente en Francia por Glénat como 4 álbumes entre junio de 2003 y abril de 2006. El guionista y colorista es Richard Marazano y el dibujante es Michel Durand.

Medellín, Colombia. La actualidad.

Con estas palabras abre cada uno de los cuatro capítulos que conforman la obra, y esto no quiere decir que todos transcurran en el mismo momento, todo lo contrario, la historia abarca décadas. El mensaje es uno muy distinto; la situación de esta ciudad, y de este país, dominada por la violencia y la droga, lleva muchos años siendo la misma, y seguirá siéndolo. Las cosas no han cambiado nada, y el sistema corrupto que reina sobre la vida de todos los colombianos peleará por sobrevivir y no pasar a la historia.

Y precisamente, en lo más pobre y peligroso de las calles de Medellín es donde nace y crece Juan, un niño carismático e inteligente pero con todos los obstáculos en su camino para poder tener una infancia normal. Esnifar pegamento y robar forman parte de su día a día, y cuando Ernesto, lugarteniente de Raúl Méndez (líder del cartel de Medellín), le ofrece un trabajo como sicario, las duras circunstancias de Juan, le hacen perder toda esperanza y conciencia y aceptar una nueva vida como asesino.

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Pronto, Juan hace gala de una sangre fría y una falta de remordimientos terrorífica, cosa que le permitirá convertirse en el protegido de Ernesto e ir progresando dentro del cartel año tras año, hasta convertirse en una figura realmente influyente. A partir de ahí, su único límite es su ambición; el cartel, Medellín, el senado, el mundo… todo es poco para Juan, y nada es lo suficientemente cruel para conseguir sus objetivos.

Porque una cosa queda radicalmente clara desde el principio; en determinadas circunstancias, la inocencia y la compasión, no tienen cabida, sólo la ley de matar por no morir, de matar por tu porvenir, y seguir alimentando la codicia a ver si puede ser saciada… nadie es lo suficientemente cercano como para que Juan no acepte el encargo.

Juan es el fiel reflejo del cartel, crudo, letal, ambicioso y no hace concesiones de ningún tipo. En este aspecto, la historia explora momentos y hechos realmente descarnados, de una violencia, principalmente moral, enorme, que a los lectores más sensibles puede que no les llegue a gustar, puesto que son cosas con una brutalidad dificilmente comparable. Y a la vez que sentimos ese reparo, ese terror e incluso esa sensación de indefensión que pueden crearnos los comportamientos de los personajes de Cuervos, también recibimos una señal muy potente; la tristeza. Una tristeza inabarcable, fruto de los pasos que sigue Juan, una tristeza que reside también dentro de él, inmersa en el inmenso vacío que hay en su interior. Una tristeza, que muy pronto se extenderá a otros de su entorno.

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Cuervos es un trabajo muy sólido, una mirada realista a un problema muy grave en Medellín, y en Colombia, como es el narcotráfico y la pobreza, exponiendo la trama sin tratar de crear ningún tipo de romanticismo ligado a figuras tan malvadas como las que forman los carteles. Evidentemente, se muestra el problema, cómo es una cuestión enraizada en lo más profundo de la sociedad colombiana, haciendo que sea extremadamente complicado cambiar las cosas. Juan estaba prácticamente sentenciado desde el momento en que nació; practicamente todos los caminos de su vida, le iban a llevar a asesinar por el cartel, y eso es algo deprimente. Ahora mismo, hay otros niños en una situación similar, en Medellín, o en otras ciudades, como Río de Janeiro. Y esos Juanes, ya son adictos, van a matar a alguien a sangre fría, y lo van a considerar totalmente normal.

Al final, la vida en las conflictivas calles de Medellín queda reducida a una lucha meramente animal, una cadena trófica basada en la supervivencia del más fuerte, y un ciclo en el que el joven, suele acabar destronando al viejo.

La lectura es muy inmersiva, cuesta poco verse arrastrado a esta historia fatal, puesto que se puede, en cierta forma, empatizar con el duro día a día de Juan, e incluso comprenderlo, de una manera retorcida, y entender cómo funciona su peculiar código moral. Pero no tardará en decepcionarnos y asquearnos, una vez tras otra, ya que, como he dicho repetidas veces, esto es una historia cruda, sin concesiones, y las cosas que hace Juan… son dificilmente clasificables.

Cuervos es una obra muy recomendable, no apta para aquellos que no gusten de la más cruda violencia e ideal para los que hayan disfrutado la excelente película Ciudad de Dios, ya que ambas obras versan sobre lo mismo y lo transmiten de una manera igualmente realista.

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Apartado Gráfico

Michel Durand es un dibujante impresionante, su capacidad de trabajo, plagando de detalles las viñetas, es difícil de igualar. En ningún momento evita dibujar fondos, y ninguno de sus fondos está hecho por encima o desdibujado. Su estilo es muy efectivo y visual, de corte muy europeo en cuanto a las figuras y rostros de los personajes. Recrea el contraste entre la miseria de las calles de Medellín y la riqueza de los líderes del cartel con naturalidad, reflejando el orden social tan radical presente en la Colombia de la historia.

Pero también tiene una peculiaridad que a más de uno no gustará, y es el enfoque que hace de las viñetas. En muchas ocasiones, los personajes que llevan la trama, o los que están hablando, o el punto importante de la acción, están relegados a una esquina o un borde de la viñeta, que se centra por otro lado en el entorno, relegando a un segundo plano lo importante, e incluso ocultándolo tras otras cosas. Al principio puede chocar, pero personalmente, me parece algo que Durand hace a propósito, y le da un toque muy distinto a la obra, diferenciándola de cualquier otra.

Richard Marazano, aparte de regalarnos una gran historia con sus guiones, también remata el arte de Durand añadiéndole color, y la verdad es que realiza un trabajo soberbio, ambientando perfectamente y añadiéndole profundidad a las emociones que transmite cada viñeta.

Ediciones

Cuervos, que fue publicada en Francia por Glénat, también fue editada en España por la misma editorial (cuando todavía existía la sede española).

Primero, sacaron los cuatro álbumes de manera separada, a tamaño álbum, dentro de su colección Viñetas Negras (concretamente los números #3, #11, #16 y #27b) y más tarde recopilaron la serie al completo en un tomo dentro de su Colección Integral.

Este volumen integral, como todos los de la colección, tiene un tamaño reducido (24 x 16 cm) y encuadernación en cartoné. Las páginas son de papel poroso a todo color y el precio original era de 24€, pero actualmente se puede encontrar saldado por 9,95€ en páginas como Bibliostock. El tomo es muy manejable y resistente, no contiene ningún extra aparte de los cuatro álbumes con las correspondientes separaciones, pero tampoco se echan en falta. Lo único negativo, es que esta obra, al tener algunas páginas con muchísimas viñetas muy pequeñas y con gran nivel de detallismo, se resiente un poco con la reducción del tamaño, ya que el dibujo brillaría más todavía con un formato mayor. Aún así, esto no es un impedimento para disfrutar de la obra en este recopilatorio, y menos al precio al que se encuentra. Personalmente recomiendo la edición a ese precio con los ojos cerrados.

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