En 1982, en pleno boom del cómic adulto en España, Fernando Fernández se propuso adaptar Drácula en formato cómic dentro de una de estas revistas que tanto proliferaban; Creepy de Toutain. El resultado fue una serie de 13 capítulos ejecutados por la firme mano de un artista total, que a día de hoy ha quedado como una obra de culto.