RESEÑA Los zapatos rojos, de Gérard Cousseau y Damien Cuvillier

«El mundo está mal hecho… el líder de un puñado de jefes declara guerras mientras que el corazón de la mayoría de los hombres solo aspira a la paz…»

Los zapatos rojos (Les souliers rouges) es una serie de cómic europeo, publicada originalmente en Francia por Bamboo Édition como 2 álbumes entre enero de 2014 y marzo de 2015. El guionista es Gérard Cousseau y el artista es Damien Cuvillier.

Corre el año 1944, y en una Bretaña en plena ocupación nazi, vive el joven y despreocupado Jules, que pasa sus días cazando y pescando en el bosque. Su vida dará un vuelco cuando conozca al curioso y erudito Georges, un ruso blanco (anticomunista) que llega a su pueblo huyendo de la posible represión en su país. Así se inicia una bella historia de amistad que se verá interrumpida cuando los nazis, desesperados ante la inminente derrota, comiencen a investigar entre la población los cada vez más frecuentes ataques de la resistencia.

Que nadie deje de leer, esto no es una historia más ambientada en la Segunda Guerra Mundial, contexto descaradamente recurrente en las obras de ficción. Para nada, Los zapatos rojos nos ofrece una perspectiva nueva de uno de los conflictos más infames de la historia de la humanidad. Obviando lo general, las batallas, los fieros ejércitos y los grandes héroes y villanos, Cousseau y Cuvillier se centran en lo concreto, en una pequeña región ocupada por el ejército nazi y donde los protagonistas son las personas, no sólo Jules y Georges, sino también los soldados nazis o simplemente los habitantes del área, con mayor o menor participación en el conflicto, pero víctimas en cualquier caso. Así que prejuzgar esta obra simplemente por su ambientación sería un error.

En un bucólico escenario se desarrolla una bella historia de amistad entre dos personas de mundos completamente distintos; el sencillo Jules, acostumbrado a pasar los días en los bosques y apegado a una versión más pragmática y realista de la vida, y el soñador Georges, un hombre cultivado, atrevido e incluso fantasioso, siempre dispuesto a aprender y que supondrá toda una revelación para Jules, acostumbrado a un mundo mucho más reducido. La relación entre estos dos personajes será uno de los hilos conductores de la historia, y uno de los puntos más emocionales de la misma, ya que sobre ella gravitan muchos momentos de gran carga sentimental y nos harán recordar a nuestros amigos más cercanos.

Pero contrariamente a lo que pueda parecer, o al menos lo que yo anticipaba al comenzar la lectura de Los zapatos rojos, la amistad entre Jules y Georges no será lo único en lo que se centre el guión, sino el añadido ideal para implicarnos más en la trama argumental y el peligro que se cierne sobre los habitantes de Saint Nicolas Du Pélem, que se convertirán en víctimas de la ocupación nazi y las represalias tomadas por éstos a raíz de los ataques de la resistencia.

Como digo, la principal baza de Los zapatos rojos no es simplemente dramatizar una amistad y descuidar la trama, sino ofrecernos una historia interesante en la que la relación entre dos amigos juega un papel fundamental. Puede parecer una tontería, pero creo que es importante señalarlo, ya que el peso de la historia recae en los sucesos y la trama, no en sólo en las interacciones entre personajes, sino que éstas sirven para lograr una mayor implicación y hacer de la línea argumental algo todavía más atractivo de lo que nos pudiera parecer en un principio. De hecho, el protagonismo de la historia no recae únicamente en Jules y Georges, ya que alcanza a varios personajes más, aunque sea en momentos breves, permitiéndonos asimilar la historia desde diferentes puntos de vista, conociendo no sólo la trama principal y sus consecuencias, sino también todas aquellas pequeñas ramificaciones que enriquecen mucho más el contexto y ofrecen una visión mucho más completa del mismo.

Gracias a todo el esfuerzo puesto en implicar al lector, Los zapatos rojos es una historia profundamente humana, de las que apelan al corazón de aquellos que las leen, que pone de manifiesto la inutilidad y la crueldad de la guerra, que siempre se cobra tributo entre aquellos que no deberían ni siquiera ser testigo de esos horrores, y mostrándonos cómo cualquier suceso o coincidencia pueden tener un peso enorme en el resto de nuestras vidas, cómo llevar unos zapatos rojos puede suponer una diferencia, y cómo siempre las personas, y especialmente las buenas personas, dejan una huella en nuestro camino, ya sea con zapatos o sin ellos.

Porque no nos equivoquemos, pese a lo bello del apartado gráfico y lo amable del comienzo de la historia, ofreciéndonos la amistad entre dos jovenes en un paraje idílico y, en apariencia, ajeno a las monstruosidades de la guerra, los personajes tardarán muy poco en ser testigos de cómo la oscura influencia del conflicto alcanza a su entorno, obligándoles a olvidar los días sencillos pasados en el bosque, disfrutando de la belleza de la naturaleza o asimilando las leyendas bretonas.

Una cosa que distingue a Los zapatos rojos y que la hace destacar entre otras historias ambientadas en cualquier tipo de conflicto bélico, es cómo humaniza a todos los bandos, no mostrándonos a los contendientes, ni siquiera a los soldados, sino a las personas debajo de los uniformes o a las víctimas, a las que se suele tratar sólo como recursos para lograr un mayor impacto. Cousseau se toma el tiempo necesario para mostrarnos que no todo el monte es orégano, y que no se puede restringir nuestro juicio a «buenos» y «malos», sino que la mayoría de los implicados, son perjudicados por una guerra que han decidido unos pocos demonios. Obviamente, también habrá villanos en esta historia, además, de ésos que el lector odia y desprecia, pero sin cometer el error de generalizar y mostrándonos las virtudes y defectos de los individuos, no haciendo masas informes, estereotipadas y generalizadas.

De esta forma, con un tratamiento más delicado y consciente, Cousseau consigue generar afecto, empatía y odio por los personajes y aquello que les pasa, lo que me parece esencial en un cómic de este tipo. El lector se preocupa por los personajes, por todo aquello que les pasa. Sufre con ellos y se alegra con ellos. Y no sólo con los protagonistas, sino que los secundarios e incluso los personajes de fondo se nos presentan de tal forma que no podemos hacer otra cosa que implicarnos en todo aquello que les pasa.

La experiencia de lectura de Los zapatos rojos es muy atractiva, cuesta muy poco entrar en la historia, además de una manera suave y sin tirones, que nos hace sentirnos presentes en esta bella región y en pleno conflicto. Una vez dentro, la trama va desarrollándose de una forma lineal, carente de complejidad, pero que no por ello desmerece los halagos, puesto que este es uno de esos cómics que piden ser leídos en una sentada, disfrutando cada momento, todo ello propiciado por un ritmo sosegado, pero que sabe acelerar cuando la historia lo pide. Lo mejor de todo, es que Los zapatos rojos deja poso, mensaje, sentimientos ae incluso una sonrisa al terminarlo.

Y es que, creo que Los zapatos rojos nos presenta una historia muy equilibrada, donde la acción, los descansos, las reflexiones, las alegrías y los dramas están muy medidos y van apareciendo en el momento necesario. Además cuida el aspecto emocional, al conseguir que empaticemos con los personajes, pero también se preocupa de que la línea argumental sea siempre atractiva y que no pierda en ningún momento el interés ni el ritmo.

Pese a todas las virtudes de Los zapatos rojos, a nivel personal pienso que un álbum más habría hecho que un cómic que ya de por sí es notable, fuera de sobresaliente. Un álbum más habría permitido desarrollar un poco más las relaciones entre los implicados o los elementos históricos, mostrando el funcionamiento de las distintas facciones dentro del cuerpo nazi de ocupación, como el batallón de cosacos o directamente la estructura de la resistencia bretona, sobre la cual se nos cuenta muy poco y de manera demasiado breve. También habría mejorado la secuenciación de la historia, que en ciertos momentos es precipitada y acusa una leve falta de cohesión en los saltos entre escenas, pese a que los autores consiguen que siempre se entienda todo y no se pierda el hilo.

Aunque quizás, esta añadidura de un álbum hubiese lastrado el ritmo global perdiéndose la calidad inherente a la historia en el proceso. Son cosas que dependen de la apreciación de cada uno y que nunca sabremos cómo habrían cambiado el resultado final. Lo que sí que podemos saber es que Los zapatos rojos es un buen cómic que personalmente he disfrutado mucho y que no tardaré en releer para poder volver a vivir esta bonita historia.

En definitiva, creo que Los zapatos rojos es un tebeo muy recomendable, no sólo por mostrarnos una historia original y fresca en un contexto tan explotado como la Segunda Guerra Mundial, sino que además la trama está muy bien manejada y ofrece una gran lectura a nivel argumental y emocional, llegando a tocarnos el corazón, todo ello aderezado con un apartado gráfico muy bello. A los amantes de esta época histórica y del conflicto en general, seguramente les apasionará acercarse a una ambientación distinta y alejada del género bélico, pero creo que el target de este cómic no se ciñe únicamente a este grupo, sino a cualquier lector de cómic europeo o cómic en general que busque una historia de calidad y humana. Seguro que al acabar el cómic, todo aquel que lo haya leído no se olvidará de Jules, ni de Georges, y por supuesto, siempre se acordarán de esos zapatos rojos…

Apartado Gráfico

El apartado gráfico de Los zapatos rojos corre completamente a cargo de Damien Cuvillier, con un dibujo muy en la línea actual de la BD, con un estilo realista pero suavizado a la hora de plasmar los rostros y un coloreado precioso en acuarela. Lo cierto es que Cuvillier es un gran artista y muestra una potente habilidad de narración gráfica de un modo tranquilo, clásico y reposado, para conseguir un ritmo acorde con la historia. Destacaría, sobre todo, cómo, al igual que pasa con el argumento, pese a lo delicado o dulce que puede parecer el dibujo, cuando muestra la maldad o la perversión, cobra una fuerza enorme, fruto de la contraposición de conceptos excelentemente manejada.

En general me ha gustado mucho su trabajo, con un acabado amable y bello, especialmente notorio en el coloreado. Creo que es el artista ideal para Los zapatos rojos, aunque es cierto que en un par de momentos puntuales, he notado cierta rigidez, falta de claridad y he dudado en una ocasión acerca de la identidad de un personaje, cosa realmente rara, ya que en el resto de la historia, destaca la sorprendente habilidad del autor para la diferenciación de personajes. Pero como digo, se trata de sucesos aislados. Es cierto que todavía veo algo de margen de mejora en el arte de Cuvillier, pero esto se habría de dar en pequeñísimos detalles que podrían pasar como irrelevantes. Realmente, pocas faltas le puedo sacar al autor, más allá de los gustos personales de estilo (su estilo no es de los que más me gustan, y aún así ha conseguido convencerme y meterme de lleno en el tebeo). Un trabajo de dibujo, color y narración muy bueno.

Ediciones

Para leer Los zapatos rojos, la única edición disponible en España es el integral publicado por Ponent Mon en junio de 2019 y que incluye los dos álbumes que componen la serie. La edición en sí es impecable, con una sólida encuadernación en cartoné que permite una lectura cómoda y segura y un tamaño álbum de 29 x 22 cm que muestra las virtudes del genial apartado artístico del tebeo. Aparte de los dos álbumes, el único añadido que se incluye en el volumen son las dos portadas originales al final del tebeo (se agradece mucho su inclusión, ya que a veces la editoriales no incluyen las portadas unitarias en los integrales de europeo, y me sabe fatal). Como único detalle, yo soy de los que preferiría algún tipo de separación entre los dos álbumes para saber donde empieza uno y acaba el otro, aunque en este caso concreto se sabe, puesto que los autores comienzan el segundo álbum repitiendo la última escena del primero. Al final es una nimiedad, ya que además, al presentársenos seguidos, la continuidad entre ellos es tan fluida, que, si no fuese por la repetición de la viñeta, parecería que estamos leyendo un único álbum, así que supongo que esta «queja» es algo más subjetivo y que depende de cada lector.

Por lo que estamos ante una sencilla y muy buena edición, centrada en ofrecer una perfecta experiencia de lectura. La no inclusión de extras a mí me gusta, ya que a veces se abusa en este respecto y puede encarecer el precio del producto final, aunque un breve apunte histórico para contextualizar de manera genérica la historia habría sido un buen complemento, pero supongo que eso también dependerá de la edición original. El precio del integral es de 24€, es decir, 12€ por cada álbum (siendo álbumes estándar de 48 páginas), y con una edición cuidada y sin errores, así que me parece un precio muy justo teniendo en cuenta el valor del cómic europeo a día de hoy, donde los álbumes unitarios rara vez salen por menos de 15€ y normalmente valen más de eso.

Este cómic fue proporcionado por la propia editorial a modo de copia de prensa. Esto no influye en la opinión aquí mostrada, ya que me comprometo siempre a exponer lo que pienso de manera totalmente sincera, jamás recomendaría algo que yo mismo no me compraría. Si quieres saber más, te invito a que accedas a la sección «Acerca de» en la cabecera de la web.

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